PARTICIPACIÓN: HACER INVESTIGACIÓN CON LA POBLACIÓN Y NO SOBRE ELLA*

La investigación participativa –o la noción de hacer investigación con la población, no sobre ella- tiene sus raíces en la Declaración de Alma Ata de la OMS, la cual estipula que “todas las personas tienen el derecho y el deber de participar individual y colectivamente en la planificación e implementación de la atención sanitaria” (WHO & UNICEF, 1978: 17). Celebrada en el año 1978, la conferencia de Alma-Ata fue un catalizador de una nueva visión sobre el rol que la población debe asumir en la planificación, provisión e investigación en torno a la atención sanitaria. Dicha declaración constituyó, sin duda, una ruptura con el modelo médico prevaleciente hasta ese momento que otorgaba a las autoridades sanitarias la competencia exclusiva de hacer diagnósticos y prescribir tratamientos (WHO, 1959), y dentro del cual dichas autoridades habían legitimado un único sistema de conocimiento, que habían considerado de su propiedad (WHO, 1983).

Los profundos cambios ideológicos en torno al rol que la población debía jugar en torno a los servicios sanitarios tuvo su culminación en la First International Conference on Health Promotion, celebrada en Ottawa (WHO, 1986). Dichos cambios a nivel de retórica y valores quedaron encapsulados en la Ottawa Charter for Health Promotion, la cual se posicionó a favor del control de las personas en torno a su salud, el empoderamiento de las comunidades en torno a su propio destino, y la acción comunitaria en la definición de prioridades (WHO, 1986).

 De manera paralela a la Conferencia de Ottawa, el rol de la población en la definición de la agenda académica de la investigación social y agraria también incrementó exponencialmente. Por ejemplo, en el campo de la investigación agraria, dos influyentes pensadores, Chambers (1984, 1996) y Fals-Borda (1991), rompieron el monopolio de las élites dominantes convirtiendo en protagonistas a las poblaciones que habían sido excluidas y marginalizadas hasta ese momento por estas mismas élites. A su vez, en el campo de la investigación social, múltiples revisiones sistemáticas insistieron en la necesidad de integrar en todo tipo de investigación el input de las personas concernidas (Higgins, 2011).

La finalidad última de estos planteamientos fue, y sigue siendo en la actualidad, asegurar que tanto las preguntas como los resultados de la investigación importen realmente a las personas concernidas.

Sergi Fàbregues (sfabreguesf@uoc.edu)

Chambers, R. (1984). Rural Development. Putting The Last First. New York: Longman.

Chambers, R. (1996). Participatory rural appraisal and the reversal of power. Cambridge Anthropology, 19(1), 5-23.

Fals-Borda, O., & Rahman, M. A. (1991). Action and Knowledge: Breaking the Monopoly With Participatory Action Research. New York: Apex Press.

Higgins J.P.T, G. S. (Ed.). (2011). Cochrane Handbook for Systematic Reviews of Interventions. Chichester: John Wiley and Sons..

WHO. (1959). Health education of the public – Report of the Technical Discussions at the Twelfth World Health Assembly. WHO Chronicle, 13(7-8), 320-332.

WHO. (1983). New Approaches to Health Education in Primary Health Care. Technical Report Series (No. 690). Geneva.

WHO. First International Conference on Health Promotion, Ottawa, Canada, 17-21 November 1986. Ottawa Charter for Health Promotion (WHO/HPR/HEP/95.1). 21 November 1986. Ottawa.

WHO & UNICEF. International Conference on Primary Health Care, Alma-Ata, USSR, 6-12 September 1978. Declaration of Alma-Ata. 1978. Geneva.

*Agracedimientos a Marie-Hélène Paré por las referencias.

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